CARTA CIRCULAR DE 2006
Roma, 21 de Mayo del 2006
TIBHIRINE, HOY
(Carta circular a los miembros de la Orden, en el X aniversario de la pascua de nuestros Hermanos de Nuestra Señora del Atlas)
Muy queridos hermanos y hermanas:
Esta carta llegará a vuestras manos en una fecha no acostumbrada pero fácilmente comprensible y aceptada: el décimo aniversario del testimonio y la pascua de nuestros siete Hermanos de Tibhirine.
A los pocos meses de la trágica y elocuente muerte de nuestros Hermanos, el 10 de Octubre de 1996, el Papa Juan Pablo II nos envió un mensaje desde la policlínica Gemelli en donde se encontraba convaleciente. Dicho mensaje concluía con estas palabras:
Vosotros, hermanos y hermanas, sois los depositarios de esta memoria, en la oración, en un discernimiento común y en las directivas concretas que tomaréis para que la memoria de estos acontecimientos de vuestros cohermanos del Atlas dé frutos en el porvenir, para los Trapenses y para toda la Iglesia.
Pues bien, diez años después podemos decir que esta memoria está más viva que nunca, y ha sido objeto de nuestra oración, discernimiento y directivas concretas, aunque estas últimas no hayan producido los frutos que habríamos deseado. Hacer memoria significa recordar y no olvidar, obrar y no desfallecer. Quiera el Señor que este simple Ahacer memoria@ mueva los corazones a la acción a fin de traducir en obras tantos pensamientos y deseos.
Y antes de continuar me permito volver a repetir lo dicho hace ya 9 años con ocasión del primer aniversario de la muerte de nuestros Hermanos. La Iglesia en Árgel es la verdadera depositaria de la memoria de los monjes del Atlas. Ella es la heredera de un patrimonio martirial que a nosotros nos queda grande. Pero deseamos solidarizarnos a fin de poder ser verdaderamente coherederos.
En el trascurso del año 1996 la situación sociopolítica de Argelia era difícil para cualquier ciudadano y extranjero a causa de la inseguridad del país. En ese año y en los tres años precedentes, entre una multitud de víctimas de la represión y del terrorismo, 19 religiosos y religiosas cristianos dieron testimonio con la propia sangre de amor evangélico al pueblo y a tantos musulmanes abiertos a la convivencia y al valor de lo diferente.
Nuestros Hermanos del Atlas fueron raptados en la noche del 26 al 27 de Marzo y se perdieron en la obscuridad de las tinieblas. Sólo un mes más tarde, el 26 de Abril, el comunicado 43 del Grupo Armado Islámico (GIA), datado del 18 de Abril y firmado por el Emir Abou Abdel Rahman Amin (alias: Djamel Zitouni) es publicado en el diario Al Hayat de Londres. En dicho comunicado se explican los motivos «teológicos« del rapto. Pocos días más tarde, el 30 de Abril, una persona de nombre Abdullah es comisionada para dejar en la embajada de Francia en Argel un cassette con las voces de los siete monjes registrada en la noche del 20 de Abril. Dicha grabación, desconocida por nosotros en aquel momento, es inmediatamente autentificada por el Arzobispo de Argel, Mons. Henri Teissier.
Pasan así varias semanas de incertidumbre. Finalmente, el 23 de Mayo, Radio Medi 1 (radio franco-marroquí) difunde un nuevo comunicado de la GIA (el número 44), se da a conocer así la muerte de los monjes y el sentido de la misma para los raptores, la ejecución tuvo lugar en la mañana del 21 de Mayo.
Los restos mortales de nuestros Hermanos, en circunstancias que aún siguen desconocidas, aparecen el 30 de Mayo. Al día siguiente pudimos hacer el reconocimiento de los mismos en la morgue del hospital militar de Aîn-Naadja de Argel. El 2 de Junio tuvieron lugar las exequias junto con las del Cardenal Duval en la Basílica de Nuestra Señora de África. Dos días más tarde, el 4 de Junio, pudimos dar a nuestros hermanos honrosa sepultura en el cementerio del monasterio.
El 5 de Junio de 1996, luego de hablar largamente con los PP. Amédée y Jean-Pierre, redacté un documento oficial en el que decía: Luego de la partida -que esperamos sea provisoria- de todos los monjes de Tibhirine, vuestra comunidad de Fez en Marruecos no puede ya ser considerada como una simple casa anexa de Tibhirine. Vosotros constituís la comunidad de Nuestra Señora del Atlas y, en consecuencia, sois un Priorato mayor autónomo.
En la visita especial del Abad General a fin de Enero de 1999, acompañado por el Abad de Aiguebelle, a la comunidad del Atlas en Fez, tiene lugar la elección del nuevo Prior y se decide que la comunidad resida permanentemente en Marruecos, con perspectivas de desplazarse a la ciudad de Midelt. Por otro lado, se abre el Anexo de Nuestra Señora de Tibhirine, dependiente de Aiguebelle, con un grupo de voluntarios provenientes de varios monasterios de la Orden.
Al momento presente la comunidad de Nuestra Señora del Atlas continúa su vida en Midelt, Marruecos. Consta de cuatro hermanos de los cuales tres tienen la estabilidad en Atlas: el P. Amédée es el más anciano con sus 85 años cumplidos; lo sigue en edad el P. Jean-Pierre con sus 82 de juventud acumulada; el más joven es el P. Jean-Pierre II, Superior de la comunidad con 55 años de edad; finalmente, el cuarto hermano, es el H. Louis, con estabilidad en Mont-des-Cats, que tiene ya 81 años cumplidos. La comunidad dejó la ciudad de Fez en Marzo del 2000 y desde ese entonces se encuentra establecida en edificios ocupados precedentemente por las Hermanas Franciscanas Misioneras de María en la ciudad de Midelt.
La comunidad actual de Nuestra Señora del Atlas, persuadida de que el diálogo interreligioso e intercultural sólo puede darse en el contexto de la amistad, desea vivir la herencia espiritual dejada por sus Hermanos de Argelia en este nuevo contexto. Su testimonio consiste simplemente en ser una comunidad orante y cristiana, abierta a la solidaridad con el mundo árabe-berebere y musulmán, viviendo al mismo tiempo en profunda comunión con la Iglesia local de la diócesis de Rabat.
La particular situación de esta comunidad reclama, sin duda alguna, nuestra atención, estima y apoyo. Los cuatro Hermanos residentes en Midelt están abiertos a acoger otros miembros de la Orden que deseen con toda seriedad participar en esta especial vocación y misión. Inclusive, están dispuestos a compartir la propiedad y sus bienes, tanto materiales cuanto espirituales, con una comunidad femenina de la Orden que se sienta llamada a una presencia de este tipo en medio del mundo islámico.
Por otro lado, lamentamos que los deseos de la Orden y los esfuerzos de Aiguebelle a fin de repoblar el monasterio de Tibhirine se hayan mostrado hasta ahora infructuosos por motivos que escapan a nuestras posibilidades. Pero la última palabra no ha sido aún dicha, la palabra última pertenece al Señor y Él la dirá en la hora oportuna. (La esperanza nunca muere, aunque la maten, pues la sostiene la paciencia contra toda desesperanza!
Nuestra esperanza de volver a Tibhirine está herida, ya hemos aceptado no ver el futuro. Dicho con palabras fuertes del P. Christian: Querer ver o imaginar el futuro es hacer esperanza-ficción, lo cual es en cierto modo violar la esperanza […] Evidentemente, como nosotros no tenemos la imaginación de Dios, cuando pensamos el porvenir, lo pensamos igual que el pasado […] Cuando estamos en un túnel no vemos nada, pero sería absurdo querer que a la salida el paisaje fuera el mismo que a la entrada […] Dejemos al Espíritu Santo hacer su trabajo, él irá a la pesca. Es su problema. Esto yo lo llamo pobreza (Argel, Jornada de Cuaresma, 8-III-1996).
Hasta el presente, permanecen desconocidos varios hechos importantes referentes a nuestros Hermanos: motivos del rapto, lugar y circunstancias de los meses de detención, causa de la ejecución o muerte violenta. Varias hipótesis fueron barajadas ya desde el primer día: en aquel entonces recibí un documento firmado por la autoridad del Frente Islámico de Salvación (FIS) en el exilio deslindando responsabilidades e implicando a las fuerzas de seguridad del Estado. La versión oficial sigue en pie: los monjes fueron víctimas de la rivalidad entre grupos terroristas. Otros piensan de modo diferente: las fuerzas de seguridad argelinas, infiltradas entre los grupos guerrilleros, no serían ajenas al lamentable fin de nuestros hermanos; por lo demás, los servicios de inteligencia franceses conocían bien la situación dado que estaban involucrados gracias a los contactos por medio de la Embajada de Francia en Argel.
Se comprende, entonces, que el pasado 9 de Diciembre del 2003 se presentara una Demanda contra X ante el Tribunal Supremo de París por parte de Dom Armand, Abad de Scourmont, y miembros de la familia del P. Christophe Lebreton. Todo esto a fin de que salga a luz la verdad y se haga justicia.
Ya han pasado más de dos años desde la apertura de la investigación, cabría esperar a estas alturas poder ver con mayor claridad lo acontecido, pero hemos de decir que no es así. Es poco, muy poco lo que se ha avanzado, aunque es sabido que estos procesos son lentos y largos. El Juez encargado de la instrucción ha privilegiado hasta el momento las informaciones provenientes de Argel, las cuales, por lo demás, se hacen esperar.)No hubiera sido mejor comenzar escuchando a los dirigentes políticos franceses de la época, a los militares argelinos disidentes y a los miembros de la familia que apoya la investigación judicial? No faltan quienes comienzan a pensar, no sin razón, que existe una conspiración de silencio a fin de enterrar la verdad junto con los muertos. Se corre el riesgo de que la seguridad del Estado, la preservación de relaciones bilaterales y el honor de los servicios de inteligencia militares, concluyan silenciando la verdad y privilegiando las apariencias.
Todo ser humano tiene el derecho inalienable de conocer la verdad sobre hechos que le atañen y el derecho de procurar que se haga justicia sobre la responsabilidad de los mismos. Esto bastaría para justificar la demanda de una investigación judicial sobre la muerte de los Monjes en Argelia. Más todavía, cuando la petición de la investigación proviene de personas unidas a las víctimas por lazos de sangre, afecto y espíritu. Por consiguiente, manifestamos nuestro acuerdo y apoyamos todo lo que se haga en este sentido.
Lo recién afirmado, con la máxima convicción y respeto posibles, no impide que, al mismo tiempo, expresemos otra convicción que ha guiado hasta el presente nuestro propio modo de actuar. Sólo el perdón anticipado, fruto de una actitud de misericordia entrañable, puede romper las cadenas de la mentira, del odio y de la violencia. ¡Demasiadas injusticias conoce nuestra historia en nombre, precisamente, de la justicia!
El 7 de Mayo del año 2000 tuvo lugar en el Coliseo de Roma una celebración sobre «Los testigos de la fe del siglo XX«. En esa ocasión, el Arzobispo de Argel, Mons. H. Teissier, recibió varios pedidos referentes a la introducción de la causa de beatificación de los recientes testigos de la fe en Argelia. Monseñor se puso inmediatamente en contacto con los Superiores generales de las Órdenes y Congregaciones implicadas. Desde el inicio mismo todos estuvimos de acuerdo en que se trataría de un proceso grupal, que incluiría a todos los 19 religiosos y religiosas asesinados en el decenio trágico de los años 90. Nuestra Postuladora consultó a las comunidades de Atlas, Aiguebelle, Tamié y Bellefontaine y recibió de todas ellas un parecer favorable.
De este modo, desde Mayo del 2002 han tenido lugar en Roma varios encuentros de los Postuladores y Postuladoras, (a veces con la presencia en varios casos de los Superiores y Superioras Generales) a fin de llegar a acuerdos comunes para la introducción de la causa. Debido a las connotaciones políticas de la muerte de nuestros Hermanos del Atlas y del Obispo de Orán, Mons. Claverie, se pensó en un momento en dejarlos de lado a fin de facilitar el proceso del resto; pero esta iniciativa fue unánimemente rechazada: ¡o todos o ninguno! La presencia en nuestro grupo de un oficial del Pontificio Consejo para el Diálogo Interreligioso fue sumamente estimulante y esclarecedora sobre la oportunidad de dicho proceso en el contexto actual de las relaciones con el mundo islámico.
Recién en Mayo del 2005, se designa un Postulador general y se pide formalmente a las ocho Congregaciones implicadas la preparación de la documentación necesaria para la eventual introducción de la causa. En el mes de Junio de ese mismo año, Mons. Teissier y un grupo de Postuladores y Postuladoras presentes en Roma visitan al Cardenal Prefecto de la Congregación para la Causa de los Santos. El Prefecto conocía, grosso modo, la historia de estos testigos de la fe; no se extrañó de que circularan diferentes hipótesis sobre la muerte de los monjes y del Obispo de Orán. Para todos los presentes, el martirio material y formal estaba fuera de discusión. El 16 de Octubre, el Postulador general envió la petición oficial de apertura de la causa a Mons. Teissier, el cual hizo llegar la documentación a la Congregación pidiendo el nihil obstat. Aún se espera la respuesta de la Congregación. Por petición nuestra, Monseñor había nombrado anteriormente dos teólogos censores para examinar los numerosos escritos de los Padres Christian y Christophe.
Durante nuestro último Capítulo General, en el mes de Octubre del año pasado, la Asamblea vota la siguiente proposición: En la perspectiva de que la Iglesia diocesana de Argel introduzca la causa de declaración del martirio de los 19 testigos de la fe en Argelia, entre los cuales están nuestros siete hermanos de Atlas, aceptamos que nuestra Orden asuma su parte de responsabilidad en los gastos, y dé su aporte en ayuda técnica. Esta propuesta fue aceptada por una amplísima mayoría: Si: 152, No:7, Abstención: 7 (Voto 30).
Finalmente, el pasado 6 de Abril del año en curso, tuvo lugar una reunión con Mons. Tiessier a fin de evaluar el trabajo hecho hasta el presente. Todas las Congregaciones implicadas han preparado la documentación pertinente y han recogido los escritos personales de los testigos de la fe. La lista de personas que podrían declarar en el proceso ya ha sido preparada; no obstante, a causa de la situación reinante en Argelia, resulta casi imposible recoger los testimonios musulmanes provenientes de ese País. Los teólogos censores de los escritos de nuestros Hermanos están ya terminando su trabajo.
No hay duda de que uno de los puntos cruciales de este proceso es la fórmula concreta con que es presentada la causa de beatificación. Existe un acuerdo total en que hay que hacer propio el espíritu que animó a estos 19 testigos de la fe y del amor. Es decir: fidelidad y amor incondicional al pueblo argelino y respeto absoluto por la fe de los hermanos musulmanes; opción libre de permanecer allí, a pesar del peligro, compartiendo las esperanzas y las penas de tanta gente sufriente; perdón incondicional al eventual agresor pues no sabe lo que hace; deseo profundo de poder continuar siendo un instrumento de paz, diálogo y amistad; comunión profunda con Cristo y su Cuerpo eclesial en Argelia ofreciendo un testimonio evangélico como pequeña Iglesia orante en medio de otros orantes.
4. Ley de amnistía y reconciliación
Recientemente, el pasado 28 de Febrero del año en curso, los militares argelinos procuraron y obtuvieron una ley de amnistía de alcances hasta ahora desconocido y contraria a los derechos humanos preconizados y defendidos por varias convenciones internacionales. Además, una ordenanza presidencial para la puesta en acto de la Carta por la Paz y la Reconciliación Nacional en Argelia, castiga con una pena de 3 a 5 años de prisión y una multa por valor de 2800 hasta 5000 euros «a cualquiera que utilice […] las heridas de la tragedia nacional para atentar contra las instituciones de la República […] que perjudique el honor de sus agentes que la han servido dignamente, o que empañe la imagen de Argelia en el contexto internacional«.
No hace falta decir que, la pascua y el testimonio de nuestros Hermanos es, sin lugar a dudas, una de las «heridas« de la tragedia nacional argelina del pasado reciente. Proclamar o decir que existen diversas hipótesis respecto a los responsables de la muerte de los Monjes del Atlas, más aún si éstas implican a los servicios de seguridad, se ha convertido en un «acto de sabotaje a la paz en Argelia« en Argelia.
Dentro de este contexto del decreto presidencial se ubica también la prohibición de visitar el monasterio sin escolta militar, y el hecho de poder hacerlo un tan sólo cada dos semanas. Algunos piensan que la finalidad de esta prohibición consiste en evitar que Tibhirine se convierta en lugar santo de peregrinación cristiana o musulmana. No obstante, otros opinan que dicha prohibición se ubica en otro contexto: el de la ley, recientemente promulgada, que regula la práctica religiosa destinada a evitar el proselitismo de las sectas evangélicas norteamericanas en la región de la Kabyla.
Sea como sea, por nuestra parte, sin pretender ofender, incitar ni entrometernos en asuntos internos de grupos sociales o nacionales, tenemos que decir: jamás amordazaremos las bocas de nuestros siete Testigos que dieron la vida por amor, con amor y simplemente para amar sin distinción de razas ni de credos. ¡Si nosotros callamos, gritarán las piedras!, dijeron ellos un día ante una situación criminal de violencia y muerte, y nosotros hacemos nuestras aquellas palabras proclamadas por ellos y tomadas del Evangelio. Sólo el mayor bien de la Iglesia que peregrina en Argelia puede ser causa de prudente silencio a la espera de tiempos más propicios.
Dentro de este contexto se inscribe la anulación de la proyectada peregrinación a Tibhirine, con la presencia de familiares de los hermanos y miembros de la Orden, tan cuidadosamente organizada por el Abad de Aiguebelle y que tendría lugar el 21 de Mayo. La finalidad de la peregrinación, en cuanto signo de presencia amiga, cercana y pacífica, sería imposible de alcanzar. La escolta militar, a los ojos del pueblo y gente sencilla, sería un contrasigno de lo que deseábamos testimoniar y vivir.
5. Interés por el acontecimiento y los escritos
Numerosos artículos y libros han salido a la luz pública en los últimos años sobre la situación de la Iglesia en Argelia y, más concretamente, los acontecimientos de Tibhirine y el mensaje de los siete Testigos del Atlas. Imposible hacer aquí una reseña, por somera que sea, de todos estos escritos que ya sobrepasan la cincuentena. Se impone, no obstante, hacer referencia a algunos de ellos.
Ante todo y en primer lugar, los escritos de los Hermanos. Muy poco después de los acontecimientos fue publicada una colección de documentos bajo el título: Siete vidas por Dios y por Argelia. Luego salieron a la luz pública varios escritos del P. Christian intitulados: La esperanza invencible. Ese mismo año se publicaron un centenar de poemas del P. Christophe: Amar hasta el extremo del fuego, y dos años más tarde fue publicado su Diario: El soplo del Don.
La Abadía de Aiguebelle ha creado una colección, Cahiers de Tibhirine, a fin de divulgar en mayor escala los escritos de los monjes y estudios sobre los mismos. Ya han aparecido dos volúmenes con los capítulos comunitarios y las homilías del P. Christian con los sugestivos títulos de Dios para cada día y El otro que esperamos. A estos dos cuadernos seguirán otros, tales como: las homilías del P. Christophe, el Diario de la comunidad, los retiros predicados por el P. Christian… El trabajo es inmenso y los obreros son poquísimos.
En este contexto es también importante mencionar los estudios del Instituto de Ciencias y Teología de las Religiones (ISTR) de Marseille, varios de los mismos ya han sido publicados en la revista semestral Chemins de Dialogue. Dichos estudios versan sobre la eucaristía, la comunión de los santos, el martirio, el dialogo interreligioso y las teología de las religiones.
Dos jóvenes teólogas preparan, en Suiza e Italia, tesis doctorales sobre los escritos del P. Christophe. La doctora en literatura extranjera, Mirella Susini, defenderá próximamente en la Pontificia Universidad Antonianum de Roma, su tesis doctoral en teología: «Tu eres el riesgo más hermoso« La teología dogmática en clave monástica de Christophe Lebreton: trapense, sacerdote, mártir. Por su parte, la licenciada Marie-Dominique Minassian presenta en la Facultad de Teología de la Universidad de Friburgo, su tesis titulada: La espiritualidad del hermano Christophe, monje y mártir de Tibhirine: elementos para una teología del Don.
Este creciente interés por los escritos de los Hermanos del Atlas manifiesta con claridad tres cosas: la riqueza evangélica y cristiana de sus autores, el hondo contenido espiritual y teológico de los mismos, y la calidad literaria y poética portadora del mensaje.
Llegados a este punto de la presente carta ya no vacilo en hablar de mártires y de martirio. Les comparto una conversación con el Papa Juan Pablo durante una comida privada con ocasión del Sínodo para las Américas en Noviembre de1997. Dom Stanislao Dziwisz, secretario privado del Papa, me pregunta: » ¿cuándo beatifican a los monjes del Atlas? Respondo: Ano hay apuro, estas cosas demandan tiempo@. Se apresura a decirme: Ahay que comenzar ya, pues son mártires@. Luego, se vuelve hacia Juan Pablo y le dice: «Santo Padre, ¿no es cierto que son mártires?« El Papa me miró fijamente, como sólo él sabía hacerlo, y me dijo enfáticamente: » ¡son mártires!«
Todos sabemos que nuestros Hermanos del Atlas se negaban a hablar de su situación como de una situación «martirial« y, más aún, a considerarse «mártires«. Si hubiera sido de otro modo, se habrían desacreditado a sí mismos y hubiera sido vergonzoso para todos. Pero si nosotros callamos, la vergüenza sería mucho mayor y nuestro descrédito irreparable. Esta humilde negación de parte de ellos no impidió, todo lo contrario, que tratasen explícitamente y en muchas ocasiones el tema del martirio en relación con lo que vivían ellos y tantos otros. Esto explica que al menos tres de los Hermanos, en previsión de una muerte violenta, hubiesen escrito su «testimonio«, testamentum o martyrion. Una vez más, esta negación que a ellos los honra a nosotros nos convertiría en ciegos y sordos, cobardes y desagradecidos.
6.1. El martirio cristiano hoy
El martirio cristiano, a lo largo de la historia de la Iglesia, se enriqueció de significados más allá de su sentido original en los primeros siglos. De hecho, ha desaparecido en nuestros días un tipo de lenguaje muy apreciado en otros tiempos, como cuando se hablaba de «la gloria del martirio«. ¿Cómo se puede hablar de «gloria« cuando lo acontecido es consecuencia de la acción homicida de otro hombre? Cuando el martirio es comprendido en el contexto de una espiritualidad de la ofrenda de sí mismo, la muerte del discípulo de Cristo no se relaciona tanto con la violencia asesina sino con la libre y consciente donación de la propia vida, el mártir puede decir en comunión con Cristo: nadie me quita la vida, soy yo quien la ofrece libremente (Jn.10:18). En consecuencia, el martirio cristiano no es una improvisación ni algo que ocurre por casualidad. Se trata de un don y de una vocación y, por lo mismo, implica creciente libertad y conciencia ante la obra divina que opera desde lo íntimo del corazón.
La fuente, itinerario y meta del martirio cristiano es Cristo mismo, no podía ser de otro modo. El seguimiento de Cristo, por parte del discípulo llamado al martirio, está sellado por la bienaventuranza de los artífices de la paz y, por lo mismo, lo vivifica la fe, la esperanza y la caridad. El perdón al eventual enemigo para que se convierta en amigo es parte integrante de la oración enseñada por el Señor y dejada en herencia, los mártires actualizan dicho perdón en la hora suprema. El don y ofrenda de la vocación al martirio , llegada la «hora«, es un don que asume al cuerpo, en palabras del P. Christophe: le don que prend le corps. En efecto, el cuerpo del mártir se convierte en el «sacramento« (signo sensible y eficaz) de la intención de donarse en ofrenda con Cristo por la gloria de Dios y la salvación de todos; de este modo se actualiza el sacramento del bautismo. La donación y ofrenda martirial, finalmente, es vivida como «eucaristía«, acción de gracias y sacrificio agradable a Dios. Es así como el martirio, la liturgia, el servicio y la profecía confluyen en una sola realidad.
Todo lo recién dicho sobre el martirio cristiano se refleja con claridad, de una u otra forma, en las vidas y los escritos de los 19 mártires de la Iglesia en Argelia.
6.2. El itinerario del H. Michel
El próximo 21 de Mayo, día de la pascua de nuestros Hermanos, coincide con el cumpleaños del H. Michel, en aquel entonces festejaba sus 52 años de edad, hoy cumpliría 62. Por este motivo, me parece oportuno presentar el itinerario espiritual de Michel según se trasluce en unos pocos textos escritos por él y que nos interpelan hoy con la elocuencia de una existencia vivida en plenitud de ofrenda.
6.2.1. Gloria, salvación y fuerza divina (6-I-1983)
Nuestro itinerario comienza el 6 de Enero 1983. En esa fecha Michel componía un texto con ocasión de su profesión temporal. Dicho texto comienza con estas palabras: Por la gloria de Dios y la salvación del mundo: de la «multitud«, del mundo de los pequeños, de los pobres, de los marginados, de los trabajadores… Es fácil reconocer la fuente litúrgica y evangélica y el carácter sacrificial y redentor que Michel quiso dar a su profesión en la vida monástica desde el comienzo mismo.
El texto concluye con una cita bíblica, escrita en rojo y que parece haber sido agregada en un segundo momento: Mi gracia te basta pues Mi fuerza se realiza en la debilidad 2Cor 12:9.
6.2.2. Asociación al Misterio pascual (30-V-1993)
Varios años más tarde, en la fiesta de Pentecostés, el 30 de Mayo de 1993, Michel redacta un «Acto de ofrenda«. Nos encontramos en la vísperas de la fiesta cristiana de la Visitación y de la fiesta musulmana del Sacrificio, Aïd-el-Kebir.
El contexto sociopolítico de Argelia nos permite situar y nos ayuda a comprender la Ofrenda de Michel y nos ayuda a comprenderla. La situación política del país había comenzado a degradarse a grandes pasos: el 14 de Enero del año precedente Mohammed Boudiaf había asumido la presidencia de la Suprema Comisión del Estado, seis meses más tarde, el 29 de Junio, es bárbaramente asesinado. Luego del Acto de ofrenda del H. Michel, el 30 de Octubre, el Grupo Islámico Armado (GIA) lanza un ultimátum a todos los extranjeros, los cuales son intimados a abandonar el país dentro de los 30 días siguientes. En estas circunstancias, el 15 de Diciembre son degollados 12 croatas cerca de Medea; y el 24 de Diciembre, en la noche navideña, Sayah Attiya, Emir de la GIA, visita el monasterio…
El texto del Acto de ofrenda del Hermano parece haber sido escrito en dos momentos, esto explicaría los agregados entre paréntesis. Las abreviaciones parecen fáciles de completar. La transcripción aproximada y traducida se presenta así:
Espíritu Santo Creador,
dígnate asociarme – lo más pronto posible… no mi voluntad sino la tuya – al Misterio Pascual de Jesucristo nuestro Señor por los medios que Tú quieras – seguro que Tú, Señor [J] Tú lo vivirás en mí – para lo que Tú quieras. [A i. de Mía y de los Apost,] Dígnate recibir esta pobre ofrenda de tu indigno servidor [Jn.15,12-16… y >amig.= M.], [en a(laban)za de tu gloria] y consumirla en el fuego de tu Amor.
Oh Tú que vives en la comunión del P. Y del H., a ti alabanza y gloria por los siglos de los siglos.
Hecho en este día bendito de Pentecostés 30 de Mayo 1993
H. M. el m.
[N.B. Vigilia de la fiesta de la Visitación y de la fiesta de l‘Aïd-el-Kbir]
Notemos en este texto cuatro datos importantes que confluyen en una misma dirección y nos permiten interpretar su sentido.
-Se trata, en primer lugar, de una petición al Espíritu Santo Creador a fin de poder ser asociado sin demora al Misterio Pascual del Señor Jesucristo de la manera que Él quiera: no mi voluntad sino la tuya. La referencia a la oración de Jesús en Gethsemaní ante la perspectiva del Calvario salta a la vista.
-Se expresa una confianza y seguridad total: el Acto será cumplido por el mismo Señor Jesús, que vive en Michel, y según Él lo quiera. Esto es y será hecho a imitación o a imagen de María y de los Apóstoles.
-Michel se autoconsidera indigno servidor, pero también amigo del Señor pues éste le ha dado a conocer todo lo que ha oído de su Padre. Y lo que el Señor Jesús ha oído y comparte con Michel es esto: nadie tiene amor más grande que quien da la vida por sus amigos. Además, Michel se sabe elegido por Jesús y destinado a dar fruto abundante y duradero (Jn.15:12-16).
-La referencia a la fiesta musulmana del Sacrificio, Aïd-el-Kebir, nos sitúa también en contexto de ofrenda: se trata del sacrificio de Ismael (sic) por parte de Abraham. La intervención del ángel de Dios permite pasar de una muerte inminente a la vida.
La asociación, obrada por el Espíritu para gloria del Padre, con el Jesús Pascual, que muere y resucita por nuestra salvación, da todo su espesor teologal y teológico al Acto de ofrenda del Hermano Michel. Se trata, en definitiva de un Jesús Pascual que asocia a Michel a su pascua. Este dato se refuerza si tenemos en cuenta que el Acto de ofrenda fue escrito sobre una estampa postal de las «Hermanitas de Jesús«, que representa el Misterio pascual. Queda aún una pregunta: ¿qué significa, en un texto tan íntimo y solemne, la abreviación «m.» que sigue a la abreviación del nombre del Hermano Michel? Algo íntimo, por pudor espiritual, queda velado.
Quizás en esas mismas fechas de su Acto de ofrenda, o poco tiempo más tarde (aunque no es más que una suposición), Michel lee, medita y copia en dos momentos diferentes varios párrafos de una conferencia sobre los Mártires de Lyon, dada el 1 de Junio 1977 por el entonces arzobispo de Marsella Mons. Etchegaray. El texto de esta Conferencia fue publicado Por la Documentation Catholique en Julio de aquel mismo año. Curiosamente, casi todas las veces que aparecen en el texto de la conferencia las palabras mártir y martirio, Miguel las abrevia así: m.
6.2.3. Debilidad humana y fuerza divina (25-XII-1993 y 5-VI-1994)
Gracias a una confidencia del Diario del P. Christophe, conocemos los sentimientos y la experiencia del H. Michel la noche de Navidad de 1993; luego de la inesperada visita recibida escribe: No es igual que antes. Desde que han venido estoy sin fuerzas (Diario, 28-I-94) )No sería este el momento de recordar lo escrito en el texto para la profesión: Mi gracia te basta pues Mi fuerza se realiza en la debilidad 2Cor 12:9?
El año 1994 no fue fácil para la Iglesia en Argelia, al igual que para tantos otros ciudadanos inocentes de la violencia reinante. En Marzo de ese año, durante la cuaresma, me encontré con Christian en el monasterio de Timadeuc. Obviamente, me contó con detalles la visita de Sayah Attiya la noche de Navidad. Por mi parte le conté la difícil situación que atravesaban las comunidades en Angola y nuestros hermanos de Marija-Zvijezda en Bosnia; le expliqué que habíamos previsto lo necesario en vistas a un traslado de la comunidad de Bosnia al monasterio de Engelszell en Austria. Christian comprendió que estaba también en juego la permanencia de su propia comunidad en Argelia. Sonriendo y distendido, le dije: «La Orden tiene más necesidad de monjes que de mártires«. Guardó silencio, me miró con una sonrisa de complicidad, y dijo: «No hay oposición«. Ambos comprendimos que permanecerían en Argelia a menos que hubiera signos claros de lo contrario. Más adelante, en varias oportunidades, Christian volvió sobre estas palabras interpretando y actualizando su sentido.
Durante la Semana Santa de ese año Christian centró sus homilías en el tema del martirio, hizo lo mismo el 22 Mayo en el día de Pentecostés y volvió sobre el tema, con mayor insistencia, en un escrito del 17 de Julio con ocasión de la memoria de los primeros mártires del África. El 8 de Mayo son asesinados Henri Vergès y Paule–Hélène Saint-Raymond, primeros mártires cristianos de la Iglesia católica que vive y pena en Argelia.
Llegamos así al mes de Agosto de 1994. En una fecha incierta de ese mes y año, Michel envía una carta, escrita detrás de una imagen de la Virgen de la Ternura, a su primo Joseph Crand. Nos interesan los párrafos centrales de dicha carta:
«Mártir« es aquí una palabra tan ambigua… Si nos sucede alguna cosa -yo no lo deseo- queremos vivirla aquí en solidaridad con todos los argelinos (y argelinas) que ya han pagado con sus vidas, solamente solidarios de todos esos desconocidos, inocentes…
Me parece que Aquel que nos ayuda hoy a continuar, es Aquel que nos ha llamado…
Sigo profundamente maravillado de esto: AAquel que nos mantiene firmes con vosotros (pueblo argelino) en Cristo y que nos da la unción, es Dios. Él, que nos ha marcado con su sello y ha puesto en nuestros corazones la prenda del Espíritu (2 Cor 1:21-22). Palabra de San Pablo que me ha sido donada durante nuestra liturgia de las Horas el día de la solemnidad de Smo. Sacramento, luego de una reflexión comunitaria sobre los acontecimientos del 8 de Mayo…
Palabra que todavía me habla y que me ha sido donada como una fuerza para vivir hoy apaciblemente con mis Hermanos- No soy para nada un heraldo, soy todo un cero …
NB. 2/ Ciertamente que si fuéramos directamente amenazados, partiríamos. ...
A la luz de mi diálogo con Christian en Timadeuc y las reflexiones de éste sobre el martirio cristiano con ocasión de la Semana Santa de 1994 y fiestas subsiguientes, es fácil entender las palabras del Hermano Michel sobre la ambigüedad del martirio en el contexto de la Argelia de los años 90 y el deseo profundo de solidaridad con el pueblo argelino. En ese entonces, era claro para Michel y la comunidad que, si eran directamente amenazados, estaban dispuestos a abandonar el país, (para que Argelia y su gente no fueran culpabilizados de esa muerte!
Pero el motivo principal de la carta de Michel es comunicar a su primo Joseph la gracia recibida el día de Corpus Christi, que ese año tuvo lugar el 5 de Junio. Michel es consciente, hasta llegar a maravillarse, de haber recibido una fuerza y una unción que provienen de Dios por medio del Espíritu de Cristo y la Palabra divina proclamada en la Liturgia. Palabra esclarecida en contexto de diálogo comunitario sobre la muerte del Hermano Henri y la Hermana Paule Hélène. Esta fuerza de Dios contrasta con la debilidad humana experimentada la Noche de Navidad de 1993; fuerza que es totalmente compatible con el hecho de saberse y confesarse un «cero«. La gracia que recibe Michel es la respuesta del Señor a la petición hecha en preparación para la primera profesión en 1983: Mi gracia te basta pues Mi fuerza se realiza en la debilidad.
Notemos, por último, en este texto revelador del corazón de Michel, algo llamativo que resulta evidente en el original francés. Es muy probable que hubiera querido jugar con las palabras o sonidos de las mismas cuando dice no ser un hérault (heraldo, aunque tendría que haber escrito: héraut) sino un zéro (cero). Posiblemente el juego de palabras era entre los términos héros (héroe) y zéro. ¡Pero salió algo diferente! ¿Qué es lo que Michel habría proclamado como un heraldo y que ahora tiene vergüenza de ello?
6.2.4. Testamento (15-VIII-1995)
La gracia de la fortaleza recibida el día del Cuerpo y Sangre del Señor continuará presente y operante en Michel a pesar que la situación argelina siga de mal en peor. Baste recordar que el 23 de Octubre de 1994 son asesinadas las Hermanas Caridad y Esther, Misioneras Agustinas: en la puerta de la iglesia, a la hora de la Eucaristía que ellas han celebrado en la verdad (P. Christophe, Diario, 24-X-94).
Los Obispos de Argelia, el 25 de Noviembre de ese mismo año, hacen oír su voz: En la presente crisis de Argelia, más que en ningún otro momento, nuestra vocación cristiana se manifiesta en toda su pureza. Se trata de una invitación a seguir a Cristo por el camino en el cual Él hace de su vida una ofrenda por el pueblo. En este ofrenda se manifiesta la ternura de Dios para con todos. Nosotros queremos poner en práctica, en Argelia, la alianza de Dios con todos los hombres (Carta, 25-XI-94).
Poco más tarde, concluyendo el año 1994, el 27 de Diciembre, ofrecen sus vidas los 4 Padres Blancos de Tizi Ouzou: ofrecidos con el Amigo seguido hasta el extremo (P. Christophe, Diario, 28-XII-94).
En este contexto de violencia y peligro no es extraño que el Hermano Michel haya visto de cerca la posibilidad de la muerte y haya compuesto ante tal eventualidad un breve «Testamento«. Y es esto precisamente lo que hizo el 15 Agosto 1995, fiesta de la pascua o Asunción de la Virgen María. El texto, en su simplicidad y trasparencia muestra un corazón pacificado y pronto a la donación hasta el extremo. Pero la simplicidad no impide la solemnidad, el texto lleva título, fecha y firma, cosa rara en los escritos habituales del Hermano Michel. Sobre una pequeñísima tarjeta de biblioteca (12,5 x 7,5 cm.), escrita en ambos lados, leemos:
Testamento
del h. Michel
1) Quemar todo lo que encuentren escrito de mi mano, como también ciertos libros inutilizables (B.J., NT TOB, etc).
2) Marie-France… Louis… no quieran reprochar algo a mi responsable… y h. de comunidad… porque en la fe… «Su Palabra ha sido una lámpara para mis pasos«.
3) Para la última Eucaristía: tomar los textos del día porque «Su Palabra ha sido una lámpara para mis pasos y luz en mi camino«.
No olvidarse del Magnificat.
Viva Dios. Viva la Iglesia. Viva Argelia.
Hasta la vista… Hasta pronto.
En la fiesta de la Asunción de la Virgen María, 15-08-95
h. Michel
N.B: Pedid al Dios de las Misericordias por el perdón de todos mis pecados.
…Y dad gracias al Sñr porque es BUENO.
El testamento del Hermano Michel, en su simplicidad, es reflejo cabal de la persona del autor. Consta de tres disposiciones póstumas: quemar los libros que han quedado inutilizables por el continuo uso (subrayado en colores y anotaciones varias…); no reprochar al P. Christian (Prior y hermano) el hecho de haber permanecido en Argelia a pesar el peligro; en la Eucaristía para las exequias tomar las lecturas prescriptas para ese día aunque agregando el Magnificat de la Virgen (leído en la Eucaristía de la fiesta de la Asunción).
Pero si hay algo que llama nuestra atención es lo siguiente: tanto la palabra del Superior cuanto la Palabra de la Escritura han iluminado y guiado los pasos de Michel hasta ese día y circunstancia en que redacta su «testamento o martiryon» y, podemos agregar nosotros, siguieron iluminando y guiando su peregrinar hasta el último suspiro.
El testamento concluye proclamando la bondad divina (con mayúsculas en el original). Y lo hace por medio del estribillo del Salmo 135 (Hebreo.136), o el refrán de apertura y conclusión del Salmo 117. Nos encontramos ante dos salmos pascuales por excelencia. El paso o la pascua de Michel, tan ardientemente deseada en asociación con la de Cristo, está cerca. El Espíritu va a consumar la ofrenda.
6.2.5. Letanía de los mártires (26 y 28-XII-1995)
La ola de violencia continuó su marcha de muerte. Cuatro meses después de haber compuesto Michel su testamento, el 10 de Noviembre de ese mismo año de 1995, es asesinada la Hermanita del Sagrado Corazón Odile Prévost: para que los >otros= lleguen a ser ofrenda santificada por el Espíritu, agradable a Dios, no hay otro camino medio: ofrecerse en, conTigo, por Ti (P. Cristophe, Diario, 11-XI-95, bajo la fecha 7-XI-95).
Aún bajo el impacto de esta muerte testimonial, el 21 de Noviembre, la comunidad del Atlas, redacta un prolijo documento en respuesta a la pregunta: Cómo en la situación actual, llegamos a vivir el carisma de nuestra Orden, en el mismo leemos: La muerte violenta -de uno de nosotros o de todos a la vez- no sería más que una consecuencia de esta opción de vida en seguimiento de Cristo (Documento, 21-XI-1995).
Con todos estos antecedentes, no puede extrañarnos que el Hermano Michel, comenzando en la fiesta del protomártir San Esteban (26 Diciembre.) y concluyendo el día de los Santos Inocentes (28 Diciembre), redacte una Letanía de los mártires. Este hecho es muy revelador. La letanía dice así:
Letanía de los Mártires
Señor, tenga piedad de nosotros
Jesucristo, tenga piedad de nosotros
Señor, tenga piedad de nosotros
Jesucristo, escúchanos
Jesucristo, óyenos
Padre celestial que es Dios, tenga piedad de nosotros
Hijo Redentor de los mundos que eres Dios, tenga piedad de nosotros
Trinidad Santa que eres un único Dios, tenga piedad de nosotros
26-12-95 San Esteban
Jesús (Maestro y Señor) ejemplo de los mártires
Jesús gloria de los mártires
Jesús corona de los mártires
Jesús sabiduría de los mártires
Jesús Perdón de los mártires
Jesús Pasión de los mártires
Jesús Luz de los mártires
Jesús Gracia de los mártires
Jesús Fuerza de los mártires
Jesús Recompensa de los mártires
Jesús Fiesta de los mártires
Jesús Vida de los mártires
Jesús Vida eterna de los mártires
Jesús Amor de los mártires
Jesús Espíritu de los mártires
Jesús Caridad de los mártires
Jesús Rey de los mártires
Jesús Esperanza de los mártires
Jesús Roca de los mártires
Jesús honor de los mártires
Jesús Refugio de los mártires
Jesús Amparo de los mártires
Jesús Casa fortificada de los mártires
Jesús perseverancia de los mártires
Jesús resistencia de los mártires
Jesús Rey de los mártires
28-12-95 Stos Inocentes
Jesús Primicia(s) del Reino…
Jesús Gloria de los Inocentes…
Jesús libertad de los oprimidos
Jesús libertad burlada
Jesús Cordero de Dios
Jesús Pastor
Jesús vida, apoyo, escudo…
Jesús Cordero purísimo
Jesús Socorro
Como puede verse, Michel trata a Jesús y a Dios de «tu« y de «usted«: señal de confianza y respeto simultáneos. La última letanía queda inconclusa, es un simple grito de ayuda: ¡socorro! La intención del Hermano Michel es clara: asociarse a Jesucristo y a todos los mártires en su último y definitivo testimonio sellado con la ofrenda de la propia vida.
6.2.6. Último deseo (25-III-1996)
Finalmente, en este mismo pequeño bloc de notas personales en donde escribió las Letanías, podemos leer con fecha 25 Marzo 1996 (es decir, el último testimonio escrito de Michel un día antes del rapto): «¡Dios mío, si existes, haz que yo te conozca!«. Se trata de unas palabras, como el mismo Michel lo indica, de f. Charles (de Foucauld), (un «mártir« muy original!
¿Qué significado podrían tener estas palabras para Michel en esas circunstancias de su vida? Dejemos la respuesta en el silencio respetuoso o, más bien, confesemos nuestra ignorancia.
Pero, otra pregunta había quedado en suspenso desde el inicio: el sentido de la letra «m.», detrás de la firma de Michel, en el Acto de ofrenda del 30 de Mayo de 1993. La ciencia racional no nos dará la respuesta. Quizás la sabiduría contemplativa y el amor fraterno nos acerquen más a lo que Michel dejó velado. Ese día Michel recibió un llamado e invitación a unirse al Redentor crucificado mediante la gracia del martirio, de aquí su firma al acto de ofrenda: Hr. M. el m(ártir). Esto está totalmente en consonancia con su donación sacrificial y eucarística el día de la profesión: Para la Gloria de Dios y la salvación del mundo… y sus deseos de conformarse sin demora con el Cristo Pascual… Aquel día de Pentecostés, Michel recibió la vocación al martirio y comenzó un peregrinar en la fe y el amor, peregrinaje sellado por la fuerza divina que se manifiesta en la debilidad humana. Aquel día Michel recibió el don de una conformación particular con Cristo: la entendió, la acogió, vaciló, tembló, se afirmó y se entregó.
El 21 de mayo de 1996 el H. Michel cumplía 52 años de edad. Ese mismo día, junto con sus 6 Hermanos de comunidad, devolvió su cuerpo y sangre al Señor, esa sangre y ese cuerpo que el Señor había donado por todos nosotros. En aquel día, Cristo se volvió a entregar en la donación que nuestros 7 Hermanos hicieron de ellos mismos.
¿Qué nos enseña el Espíritu del Señor mediante las vidas y palabras de nuestros 7 Hermanos mártires? Con toda probabilidad nosotros no recibiremos la gracia de sellar con la sangre la autenticidad de nuestro testimonio de vida. No obstante, nada impide que seamos también «mártires« según el don del Espíritu. En una homilía de fecha incierta, pero con toda seguridad predicada el año 1995, el P. Christophe decía un poco enigmáticamente: mártir monje => el don total es, o debe ser, el m. Es decir, el monje está también llamado a ser un mártir: el don total de uno y otro es el mismo. Pero, ¿cómo? Tres textos del P. Christian nos dan la respuesta:
El testimonio de Jesús hasta la muerte, su «martirio«, es martirio de amor, de amor por el hombre, por todos los hombres […] Desgraciadamente, todos hemos vivido lo suficiente como para saber que nos es imposible hacer todo por amor, por lo tanto no podemos pretender que nuestra vida sea un testimonio de amor, un «martirio« de amor […] Sabemos, por experiencia, que muchas veces los pequeños gestos de amor cuestan mucho, sobre todo cuando hay que repetirlos diariamente. Lavar los pies a los hermanos el Jueves Santo, vaya y pase; ¿pero si hubiera que hacerlo cada día y a cualquiera? Cuando el P. Bernardo nos dice que «la orden tiene más necesidad de monjes que de «mártires» «, no habla de este martirio propio del monje por medio de tantas pequeñas cosas. Hemos dado nuestro corazón «al por mayor« a Dios, y nos cuesta más pues Él nos lo toma al «pormenor«. Ponerse un delantal como hizo Jesús puede ser tan importante y solemne como la donación de la propia vida… y viceversa versa, donar la vida puede ser tan sencillo como ponerse un delantal. (P. Christian, El martirio de la caridad, Jueves Santo, 31-III-94)
Me parece que recibimos hoy [en la Noche Pascual] una invitación sobreabundante a este «martirio« que nos ha sido destinado, el martirio de la esperanza. ¡Oh! No es algo glorioso ni brillante. Se ajusta exactamente a todas las dimensiones de lo cotidiano. Y ha definido desde siempre al estado monástico: el paso a paso, el gota a gota, la palabra tras palabra, el codo a codo… y todo esto que hay que volver a comenzar en la vida regular de cada día, y otro tanto durante la noche, y todo esto que hay que continuar rumiando, corrigiendo, discerniendo y sobre todo esperando (P. Christian, El martirio de la esperanza, Vigilia pascual, 2-IV-94).
La palabra caritas […] es la meta última de toda la Regla y define además la escuela benedictina: caridad, dilección, dilatación del corazón… Todo esto en la paciencia de la estabilidad y de la perseverancia, manera propia nuestra de participar en los sufrimientos de Cristo, he aquí nuestro «martirio«, que debería ser entonces tanto un «martirio de amor« cuanto un «martirio de esperanza«. (P. Christian, Capítulo comunitario, 16-III-96).
Sigue siendo verdad: «la Orden tiene más necesidad de monjes y de monjas que de mártires«, pero, en el fondo, no hay oposición, hay coincidencia.
Con un abrazo fraterno y grande, en María de san José,
Bernardo Olivera
Abad General O.C.S.O.